A un mero número circense

 

Oh qué hermoso día
Para pasear del brazo
De una hermosa dama
Pero no me fue dado
El hermoso día
Ni la hermosa dama
Sino la noche
Y la soledad
Oh qué consuelo
Oh qué privilegio
Saber apreciar el arte
El poeta no se declara loco
E impresentable
Para que lo ridiculicen
O para inspirar pena u odio
Hacia su persona sino
Para que los normales
Se pregunten entre ellos
Y a sí mismos por qué
Nos sentimos tocados
Por las palabras del poeta
Todos tenemos algo de locos
E impresentables
Solemos creernos
Algo que no somos
Solemos creernos
Una historia que no es real
Las creencias apócrifas son
Parte de la tragedia humana
Negamos la poesía porque

Negamos lo realmente bello

Nada es más hermoso que la verdad

Ninguna mentira es más piadosa 

Ni más elocuente que ella

Deberíamos admitir
Que no nos gustan
Las cosas tal como son
O como nos han sido dadas
El hombre culpa a la mujer
La mujer culpa al hombre
Y ambos son cómplices
Si todo vale en el sexo 

Si todo vale en la guerra 

El milagro queda reducido

A un mero número circense.