A los bendecidos
Que les fue dado todo
Salud, dinero y amor
No tienen ni una sola queja
Son felices entre infelices
Están orgullosos de sí mismos
En lugar de tener compasión
Por aquellos que no han sido
Tan afortunados como ellos
Los maldecidos por la poesía
Que han sido perseguidos
Hasta un callejón sin salida
Donde no hay escapatoria
Se termina la persecución
(que no es ningún delirio)
Y comienza un exilio
En una isla desierta
Llena de palmeras
Con dátiles para sedientos
Como un nutriente espiritual
Necesario para retozar
Como criaturas sagradas.
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