A la gente no le gusta
Ni mi cara ni lo que escribo
Aceptémoslo, Mark
La gente me detesta ¿por qué?
No lo sé muy bien
Yo mismo a veces me veo en el espejo
Y digo: sí, soy merecedor de Garbosa
Otras veces me veo horripilante
Y digo: no, está bien que me odie
A veces me leo y digo: ¡qué porquería!
Otras veces me leo y digo: ¡qué genial!
Este efecto controversial que tengo en mí mismo
Me temo sea el mismo que tengo en la gente
Ahora esto no explica el porqué del rechazo
Quizá en estas olimpiadas uno defraude
Porque se ama al exitoso o al ganador
Y se odia al outsider
Tal vez, si en vez de este culto al cuerpo
Se hiciese un culto a la mente o al alma
Algo así como una olimpiada de poesía
Entonces, sí, capaz que uno no sería
Ni un fracasado ni un perdedor
La gente me querría
Porque no sería visto
Como un parásito por la sociedad
Quizá serviría en algo
En vez de estar preocupado
En dirimir quién es el mejor
Quién es el más veloz
Quién la tiene más grande
Me dirán que las competencias sirven
Para superarnos a nosotros mismos, puede ser
Pero esto ya es una sociedad-espectáculo
Y mientras las gentes se entretienen
Otras gentes mueren en la peor de las miserias
O en la más estúpida de las guerras
Y ya sabemos que a nadie le importa
Los diplomáticos-politiqueros-demagogos
No les interesa la paz ni el bienestar de nadie
Simplemente porque no es negocio para ellos
Además de resultarles
aburridísimo
¡Los idiotas suelen aburrirse con gran facilidad!
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