jueves, 1 de febrero de 2018

Mercaderes


Me dejaron solo
Con un revólver cargado
Con una bala de plata
La sociedad morbosa
Esperanzada con oír el estruendo
De una vez por todas
No saben que mi tiempo
Ya no pasa volando
Dejé de vivir
Cuando la vida empezó
A darme asco
Pero soy demasiado sensible
Para empuñar un arma de fuego
Me dejaron solo con un libro
La sociedad me negará
Mientras respire hondo
Aunque ya no me sienta vivo
Mis amigos y mis enemigos
Se confabularon en mi contra
Oh enfermos de envidia
Oh qué sencillo es despreciar
Y qué difícil es apreciar
Dulce y cabrona
Así te quiero
Así me quieres
Dulce y cabrona
Dando cabriolas
Que nos maravillan
Como si fuésemos niños
No se trata de conocer
A la mayor cantidad de gentes
Sino de conocerse a sí mismo
Lo que me perturba más
Es la falta de tacto
Pero te banco igual
Donde hay amor
Habrá perdón
Dulce y cabrona
Qué puta tan cínica es la vida
Qué facinerosa sin escrúpulo
La misma calaña de gentes
Aun así creo más en Filotes
Que en el mismísimo Eros
La fraternidad es un bien
Aunque todo parezca odio
Aunque todo parezca envidia
El mundo lleno de locos necios
Algunos locos sabios
Los más odiados del mundo
Los desechados por las mujeres
Si al menos hubiésemos sido
Mercaderes de libros
Pero ni eso siquiera
Apenas poetas
Apenas locos.


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